domingo, 15 de noviembre de 2009

Pepsi Music + Calle 13

Acá va la cobertura de la última fecha del Pepsi Music 09 que hizo Facu para el suple Espectáculos de Clarín. Y aprovechamos para poner, más abajo, la nota que él le hizo a los puertorriqueños de Calle 13 hace dos años para el Sí!

El día de la despedida
Pepsi Music. Los Cadillacs anunciaron su nueva separación. Calle 13 consiguió el mayor griterío.

Por Facundo Lozano
Clarín - 10/nov/09

Demasiada presión, ésa que dice "El tiempo pasa pronto y todo tiene su final", fue la canción que eligieron Los Fabulosos Cadillacs para editorializar el momento en el que Vicentico anunció la nueva separación de la banda. Ése fue el punto más alto, en cuanto a cantidad de gente y atención hacia el escenario, de un festival cargado de heterogeneidad musical y buenas sorpresas extranjeras. Eso sí, todo con bajo volumen, porque aparentemente es PRO que los recitales al aire libre casi no se escuchen.

Muchos se acercaron temprano a broncearse bajo el sol pleno del Club Ciudad de Buenos Aires por la cantidad de bandas buenas, nuevas o populares que tocaron el domingo en el Pepsi Music. Desde la puertorriqueña Cultura Profética, que ofreció su refinado reggae romántico, hasta los grititos ultra agudos de la cantante de The Ting Tings, pasando por la envidiable energía de Mäximo Park.

También estuvieron Karamelo Santo, Kapanga y Los Tipitos. Luego vino el desborde criollo que cura las heridas: los Decadentes generaron una mezcla de tribus concentradas en la fiesta y el baile. Y Jorge Serrano probó su reciente Alamut por primera vez en contexto de festival, y no se escucharon reproches.

Cuando casi nadie lo esperaba, un ucraniano de nombre Gogol Bordello tomó el escenario con su grupo de gitanos, y más allá del desconocimiento de su música en el país, el contexto dio perfecto, porque los coros de borrachos del calco de Frank Zappa pusieron a la multitud en onda. Después, los responsables de Sopa de Caracol se hicieron cargo.

En el medio, Dante Spinetta jugó La Guerra del Audio con el Gobierno de la Ciudad y puso el volumen bien alto. Y por si faltaban emociones retro en la jornada, en el escenario más pequeño del predio pero colmado de gente, adelantó el regreso de Illya Kuryaki and the Valderramas cantando Olvídalo.

Hacia el final del festival, Los Fabulosos Cadillacs se mostraron demasiado elegantes, muy ajustados aunque despertaron pogos, rondas de baile, trencitos y cantos desafinados. Quizás imitando al acotado y recordado primer discurso de Cerati para despedir Soda Stereo, Vicentico, al terminar, dijo: "Hasta siempre. Gracias. Chau."

Mientras tanto, Charly García, que está cada vez más parrandero, recorrió el back stage de los shows y llamativamente Residente, líder de Calle 13, salió con la espalda pintarrajeada con un enorme "Say No More". ¿Obra de García o simple acto demagógico? Los amigos de Pablo Lescano y Gustavo Santaolalla consiguieron el mayor griterío de todo el Pepsi: por el cantante, su hermana, y por supuesto, las canciones. "Vamo' a meterle hoy. Es domingo pero que se jodan", pidieron. Y se bailó. En el momento en el que René Pérez confundía los roles y se autoproclamaba como "la voz del pueblo", llegó Atreve te te y arregló el traspié.

Para los pocos que aguantaron hasta la medianoche, Catupecu Machu salió con su espíritu arrollador y cada vez más oscuro a estrenar Simetría de Moebius.

Foto: Matías Altbach


"Ser del under es pura actitud"
Con su segundo disco, Residente o Visitante, el dúo se pone un paso más allá de los estereotipos del reggaeton.


Por Facundo Lozano
Clarín - 4/may/07

Al igual que el reggaetón, Calle 13 es una banda exitosa, polémica y subestimada. Residente, el responsable de las letras y las voces, demuestra en una charla exclusiva para el Sí! que el proyecto, originario de Puerto Rico, tiene una seria autoconciencia sobre la frivolidad del mundo pop y los clichés machistas del género, antes comandado por Daddy Yankee. En su nuevo disco (Residente o Visitante) los invitados se llaman Gustavo Santaolalla y Vicentico, en un intento por abrir fronteras. Calle 13 excede el reggaetón, no sólo lo sobrepasa sino que lo mira desde arriba, lo pisa y lo escupe, propone fusilarlo y lo acusa de atrasado . Como letrista y voz cantante, Residente excede la figura de MC de la calle, rapero arrogante y misógino. Desde Miami, responde sobre su nuevo disco, que sale en la Argentina, donde demuestra su necesidad de estirar los límites de todo y todos: los conservadores que lo critican y el público que lo ama.

–Argentina es uno de los pocos lugares que Calle 13 no visitó. ¿Cuándo vienen?
–Estoy loco por ir para allá, no hemos ido porque estamos haciendo promoción. Tengo unos amigos en Rosario que me tienen al día de lo que pasa, porque son de los buenos, son teatreros. Es el único lugar a donde no hemos visitado. De seguro vamos a ir.

–En varias entrevistas vos definís el comportamiento de la banda como "underground". ¿Se puede sostener eso desde una multinacional y teniendo tanto éxito?
–El underground es una actitud, más que un sistema de difusión. Hay mucha gente que está en el
under pero no lo es, sino que simplemente no tiene la suerte de que alguien la patrocine. Por eso se ve tanta gente que en cuanto la empiezan a financiar pierde todo. El tema Atrévete te te fue hecho con esa actitud. Me decían que los coros eran muy largos, porque nadie se los iba a aprender y yo no les hice caso, es como un trabalenguas largo que todo el mundo memorizó. Sin ánimo de compararme, porque yo me considero nada, tierra que no produce, pero Björk es una artista que pudo mantener eso.

–¿Tuviste alguna historia de amor que no fuera aprobada como la que aparece en el Tango del pecado?
–Ésa que pasa en la canción y en el video. La que sale en el clip es mi novia y todavía no he conocido a sus papás. Aquí se armó un gran despelote cuando yo me puse a salir con ella, que fue Miss Universo en el 2001. Es una tipa súper brillante, que está en otra onda en la vida. La gente tiene una visión diferente de ella, se creen que está en otro viaje y entonces a mi me veían como un proxeneta. Se pusieron a hablar mierda de nosotros, alguien dijo que nos íbamos a quemar en el infierno.

–O sea, que el tema no hace otra cosa que describir lo que estás viviendo.
–Sí, es lo que me pasa ahora. De lo de quemarme en el infierno, de ahí saqué el coro. También le tiro a la prensa, les digo que la Real Academia yo se la dejo a España, porque me decían que me expresaba mal, que hablaba mal y decía malas palabras. También a mis suegros: "Desde el infierno, abran paso que llegó el yerno". Con eso me jodí, voy a tener que esperar dos años más para conocerlos.

–¿Cómo entrenás tus letras?
–Todo el tiempo me paso practicando. Además de improvisar en el carro, siempre estoy escribiendo y pensando a nivel de rap. Es diferente escribir un rap a una balada, son 1000 palabras en vez de 200. Yo me paso buscando maneras, métodos de no repetirme. Obvio que me repito, pero intento no repetir formas de rima o de ideas.

–El machismo en el reggaetón es moneda corriente y ustedes se ponen en el otro extremo. Pero en el clip de Atrévete te te caen en la misma bolsa...
–El tema del machismo y feminismo es algo que tengo bastante resuelto, porque tengo cuatro hermanas, una de ellas es mayor y me traía fuerte con tener los cuidados necesarios. Latinoamérica es bastante machista. Atrévete te te se trata sobre un tipo de mujer, sobre un estereotipo, que piensa de la misma forma, se viste igual, vive de la misma manera. Bien podrían haber sido hombres.

–En el tema que cantás junto a La Mala Rodríguez se nota un poco más tu postura en contra de la misoginia.
–El tema con La Mala es bien sexual y la idea era no representarme fuerte a ese nivel, pero ella
quiso que también lo sea. Entonces me puse en el rol de antihéroe, porque ningun reggaetonero diría "acabo rápido y la tengo chiquita". Además estuve leyendo a Judith Butler, una intelectual de la Universidad de Berkley en California, que escribe sobre conflictos de género y es magnífica.

–Tenés estudios universitarios en artes. ¿Te discriminaron por eso?
–Al principio, como no tenían la posibilidad de agredirme por ningún lado, ésa era la lógica. Pero
tan pronto yo les tiraba las letras, que son de calle y para nada pretenciosas, abandonaban las ganas de molestar. Yo me crié en un lugar donde algunos de ellos también se han criado, soy de clase media baja, mi madre es telefonista. Lo diferencia es que yo estudié y ellos no.

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